
Siempre he dicho que, entre todos los deportes con ligas profesionales, el beisbol tiene la más completa colección de estadísticas útil para el análisis económico. Gracias a la acción permanente de compilación de información de quienes dirigen el deporte de los guantes y la pelota, los economistas han testeado algunas teorías interesantes sobre el comportamiento humano. Una de ellas se refiere al impacto de la política social de agrupación por edad que se aplica en actividades como la educación y el deporte en el desarrollo cognitivo o fisiológico de cada niño, impactando en ocasiones su vida futura.
¿En qué consiste esta política? Fundamentalmente, en establecer una fecha de corte a partir de la cual un niño en particular es asignado a un curso u otro si se trata de educación, o a una categoría de competición u otra si se trata de deporte. En el caso que nos interesa, el beisbol, los reglamentos internacionales de pequeñas ligas tienen como límite para participar en torneos la edad de 12 años, definida a partir de un corte de nacimiento que corresponde al primer día de septiembre de cada año. Así, en 2025, se consideran niños de 12 años aquellos nacidos entre el 1 de enero y el 31 de agosto de 2013 o entre el 1 de septiembre y el 31 de diciembre de 2012.
La diferencia de días que existe entre niños nacidos en el mismo año de competición se conoce como edad relativa y las consecuencias que provocan estas diferencias en el desarrollo del niño se conoce como el Efecto Relativo de la Edad (RAE). En nuestro ejemplo, a nivel de pequeñas ligas, un niño nacido el 1 de septiembre de 2012 sería prácticamente un año (365 días) mayor en edad relativa que un niño nacido el 31 de agosto de 2013. Esas diferencias de edad generalmente se reflejan en un mayor desarrollo fisiológico y cognitivo del niño más viejo, lo que contribuye a un mejor y más completo desempeño atlético (Nakata, 2011; Wattie et al, 2007; Grodin, 2000).
Se han descrito distintos mecanismos a través de los cuales se manifiestan las ventajas de la edad relativa. Con frecuencia el jugador de más edad relativa, por el dominio que ejerce en la categoría que le corresponde, es expuesto por sus entrenadores a niveles de competencia más exigentes, lo que le permite un desarrollo más rápido (Sherar et al, 2007). Asimismo, las ventajas en edad relativa tienden a hacer más popular a quien las tiene, elevando su autoestima y mejorando su desempeño en entornos no solo deportivos, sino también sociales y culturales (Baker et al, 2010).
Desde el punto de vista del análisis económico, estimar el RAE implica establecer correlaciones y en algunos casos causalidades estadísticas entre las diferencias de edad relativa y algunas variables de desempeño que puedan asociarse al desarrollo fisiológico y cognitivo del niño y a su desempeño como adulto. En este artículo, utilizando la base de datos de la página oficial de la historia del beisbol de grandes ligas, Almanaque del beisbol (https://www.baseball-almanac.com), se explora como impacta la edad relativa en las oportunidades que tienen los peloteros nacidos en República Dominicana (RD) de llegar a Grandes Ligas.
Según el Almanaque, 915 peloteros de RD juegan o han jugado alguna vez en Grandes Ligas. El primer paso en este ejercicio fue identificar el mes de nacimiento de cada jugador y organizarlo de acuerdo con los cortes establecidos por los reglamentos internacionales de pequeñas ligas. Según este criterio, el mes 1 de nacimiento es septiembre, el mes 2 octubre y así, hasta alcanzar el mes 12, agosto. Posteriormente, para facilitar el análisis, se consolidó la información en cuatro trimestres: a) T1 (septiembre, octubre y noviembre); b) T2 (diciembre, enero y febrero); c) T3 (marzo, abril y mayo); y T4 (junio, julio y agosto). Nótese que entre los niños nacidos en T1 y los nacidos en T4 la diferencia en edad relativa es de al menos nueve meses.
Con la información organizada, el segundo paso consiste en verificar si existen diferencias porcentuales significativas entre las proporciones de peloteros de RD que han alcanzado las Grandes Ligas según su trimestre de nacimiento. En la gráfica 1a se puede observar que, de la población de 915 peloteros dominicanos considerada, el 27.5% nació en T1 y solo el 22.4% lo hizo en T4. Adicionalmente se puede verificar una clara tendencia descendente en la gráfica, lo que constituye un indicio claro de la existencia del RAE entre los peloteros dominicanos. No obstante, la diferencia entre los niños nacidos en T1 y T4 es relativamente baja (5.3 puntos porcentuales), lo que invita a hacer otros ejercicios para confirmar la robustez del resultado obtenido.
En el primer ejercicio de robustez, por una razón atendible, se procedió a modificar la fecha de corte que define la edad relativa para los peloteros dominicanos. Resulta que en algunos torneos de pequeñas ligas del país la fecha de corte utilizada para la edad máxima de competición es el 1 de octubre, distinta a la establecida en el reglamento internacional. Tomando en cuenta esta realidad, se redefinieron los trimestres analizados de la siguiente forma: a) T1 (octubre, noviembre y diciembre); b) T2 (enero-febrero y marzo); c) T3 (abril, mayo y junio); y T4 (julio, agosto y septiembre). Los resultados de este ejercicio se presentan en la gráfica 1b. Con este simple cambio, la diferencia entre los niños aventajados nacidos en T1 y los niños de menor edad relativa nacidos en T4 aumentó a 9.3 puntos porcentuales, una brecha significativa, a la vez que se mantuvo la tendencia descendente observada anteriormente.
En un segundo ejercicio, asumimos que las habilidades requeridas para lanzar y para batear son esencialmente diferentes y que la ventaja relativa de la edad podría reflejarse mejor en el bateo dado la importancia del desarrollo físico para esta actividad. Sobre esta base, se optó por modificar la base de datos anterior excluyendo a todos los lanzadores. Los resultados se presentan en la gráfica 2a, observándose que el 31.6% de los bateadores dominicanos que han llegado a Grandes Ligas nacieron en T1 y solo el 19.9% nació en T4 correspondiente a los niños en desventaja de edad relativa. Mas aun, la diferencia entre los trimestres extremos es de 11.3 puntos porcentuales, confirmando la robustez del hallazgo de RAE en los peloteros dominicanos.
Finalmente, en un último ejercicio quisimos verificar si más allá de la probabilidad de alcanzar las grandes ligas, las diferencias relativas de la edad podían tener efecto en el desempeño del jugador en la gran carpa. Para ello, se relacionó la serie utilizada en el ejercicio anterior con las asistencias de los bateadores dominicanos a los juegos de estrellas de Grandes Ligas. Los resultados de este ejercicio se resumen en la gráfica 2b, donde no solo se observa la misma tendencia que en los ejercicios anteriores (ventajas por edad relativa), sino que se ensanchan de forma dramática las diferencias entre los nacidos en T1 y en T4. Mientras el 38% de las veces que un dominicano ha participado en un juego de estrella ha sido alguien nacido en T1, solo el 11.1% de las veces el honor ha correspondido a bateadores nacidos en T4. La diferencia en edad relativa entre los trimestres extremos en este ejercicio final es de un asombroso 27 puntos porcentuales.
En resumen, el efecto relativo de la edad parece tener influencia en la probabilidad que tiene un pelotero dominicano de llegar a Grandes Ligas. Esa probabilidad se incrementa si se toman en cuenta las fechas de corte para los torneos dominicanos y si se observa aisladamente el comportamiento de los bateadores. En adición a la probabilidad de alcanzar las Grandes Ligas, con la base de datos utilizada se puede inferir que tener una ventaja en edad relativa de al menos tres trimestres aumenta notablemente la probabilidad de asistir a un juego de estrellas entre los bateadores dominicanos. ¿Qué puede hacerse para reducir la desigualdad de oportunidades que se deriva de la RAE en este y otros estudios?
Aunque no existe una solución definitiva al problema, varios autores han sugerido alternativas. Thompson et al (1991) argumenta que entrenadores más enfocados en mejorar la autoestima y el desarrollo de habilidades de los niños de menor edad relativa contribuirían a moderar las desventajas que resultan de la RAE. Barnsley y Thompson (1988) han recomendado reducir el rango de agrupamiento por edad para fines competitivos o cambiar las fechas de corte año a año en deportes como el hockey. Otra opción es crear un sistema de cuotas que permita a niños de menor edad relativa y desarrollo atlético ser expuestos a una mayor competencia. No hay una solución perfecta para corregir el efecto relativo de la edad, pero reducir las desigualdades siempre será un objetivo de quien establece las reglas y diseña políticas.
Referencias:
- Barnsley, R. H., & Thompson, A. H. (1988). Birthdate and success in minor hockey: The key to the NHL. Canadian Journal of Behavioural Science/Revue canadienne des sciences du comportement, 20(2), 167.
- Cobley, S. P., Schorer, J., & Baker, J. (2008). Relative age effects in professional German soccer: A historical analysis. Journal of sports sciences, 26(14), 1531-1538.
- Delorme, N., & Raspaud, M. (2009). The relative age effect in young French basketball players: a study on the whole population. Scandinavian journal of medicine & science in sports, 19(2), 235-242.
- Edgar, S., & O’Donoghue, P. (2005). Season of birth distribution of elite tennis players. Journal of sports sciences, 23(10), 1013-1020.
- Helsen, W. F., Van Winckel, J., & Williams, A. M. (2005). The relative age effect in youth soccer across Europe. Journal of sports sciences, 23(6), 629-636.
- Nakata, H. (2017). Relationship between the relative age effect and lengths of professional careers in male Japanese baseball players: a retrospective analysis. Sports Medicine-Open, 3, 1-5.
- Sherar, L. B., Baxter-Jones, A. D., Faulkner, R. A., & Russell, K. W. (2007). Do physical maturity and birth date predict talent in male youth ice hockey players? Journal of sports sciences, 25(8), 879-886.
- Schulz, R., Musa, D., Staszewski, J., & Siegler, R. S. (1994). The relationship between age and major league baseball performance: implications for development. Psychology and aging, 9(2), 274.
- Thompson, A. H., Barnsley, R. H., & Stebelsky, G. (1991). “Born to play ball” The relative age effect and major league baseball. Sociology of Sport Journal, 8(2), 146-151.