Los episodios de estabilización macroeconómica y la implementación de reformas estructurales son inevitables. Esa realidad deriva de la evolución de la actividad económica -la cual presenta retos y oportunidades. La forma de diseñar e implementar las políticas económicas adecuadas en cada escenario puede ser fuente de inestabilidad económica, política, y social.
Ilustremos los retos de la estabilización macroeconómica con dos ejemplos. El primero es el enfoque oportunista para la estabilización de la inflación –Orphanides y otros. La perspectiva implica enfocar la política monetaria sobre el producto real cuando la inflación está cerca de su meta -pero esa opción tiene sus riesgos. Otros autores estudian el potencial de las expectativas de inflación para servir de herramienta en la política del banco central; el enfoque puede reducir el costo de estabilizar la inflación, pero depende de un alto nivel de credibilidad.
El segundo ejemplo corresponde a la literatura dentro de la macroeconomía para economías abiertas investigando el enfoque de recesión ahora versus recesión futura. El problema consiste en comparar el costo de utilizar un programa de estabilización basado en anclar el tipo de cambio versus controlar el volumen de la cantidad de dinero en la economía; las opciones tienen diferentes implicaciones sobre el momento del costo derivado de la estabilización. Prazmowski y Sánchez-Fung estiman que el anuncio de los programas de estabilización es determinante en el éxito de estos, lo cual a su vez depende de la credibilidad de las autoridades.
Enfocándonos sobre las reformas estructurales -mediano y largo plazos- notamos el caso de las grandes transiciones económicas. En ese contexto, destaca el enfoque de choque versus el gradualismo. El tema fue importante en los casos de la ex Unión Soviética y de Polonia, y los resultados de esos experimentos de política económica persisten como tema de investigación.
Las reformas estructurales son importantes pero difíciles de justificar en la práctica. El compromiso con la comunidad internacional puede contribuir en la obtención del respaldo necesario. Ejemplos relevantes incluyen acuerdos de estabilización con el FMI, programas estructurales con el Banco Mundial, y la adhesión a la membresía de organismos multilaterales.
Probablemente el caso más importante en este sentido es la adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC). El proceso inició en 1985 y concluyó en 2001. Algunos economistas argumentaron que los compromisos adquiridos por China durante las negociaciones con la membresía de la OMC colocarían a ese país en una trayectoria de reformas que serían de beneficio propio y para el mundo -expandiendo el sistema global de comercio basado en normas.
Las políticas de estabilización y las reformas económicas son importantes pero difíciles de diseñar e implementar: dados los costos iniciales (incluyendo sobre el capital político del gobierno de turno) no existe un momento apropiado para presentarlas al público. Pero el costo de aplazar reformas esenciales –incluyendo las consolidaciones fiscales– puede ser mayor, especialmente sobre las generaciones futuras, que el costo de implementarlas. Los hacedores de política económica son responsables de salvaguardar la equidad intergeneracional derivada de sus acciones.