El flujo de remesas ha exhibido un crecimiento sostenido en los últimos años, tomando cada vez mayor importancia en las economías de los países en desarrollo, particularmente dentro del presupuesto de los hogares provenientes de los estratos más vulnerables de la sociedad. Dentro del escenario de la pandemia del COVID-19, la evolución de las remesas ha superado las expectativas de analistas, “Think Tanks” y organismos internacionales, llegando incluso a alcanzar valores récord como ha sido el caso de la República Dominicana, Centroamérica y México.
Los confinamientos y las restricciones impuestas como respuesta a la pandemia desde inicios de 2020 afectaron especialmente a hogares de bajos ingresos y trabajadores informales dadas las restricciones de movilidad y la pérdida de empleo. En consecuencia, muchos organismos internacionales ajustaron sus predicciones a la baja. Por ejemplo, el Banco Mundial (BM) había previsto que para abril de 2020 los flujos de remesas a los países de renta media-baja (PRMB) se reducirían a un 20%; para octubre del mismo año, esta predicción cambió a una reducción el 7.2%. Pero los flujos de remesas solo disminuyeron un 1.6%, desafiando los descensos previstos.
Según el Portal de Datos Mundiales Sobre la Migración, este resultado puede ser explicado por distintos factores: a) el deseo de poder ayudar a los familiares en sus países de origen utilizando sus ahorros, b) el amplio estímulo fiscal implementado por las economías avanzadas, principalmente por los Estados Unidos, y c) el cambio de los flujos de dinero en efectivo hacia los digitales y de los canales informales a los formales.
En 2020, los países que más recibieron remesas en dólares corrientes fueron India (US$ 83 mil millones), China (US$ 60 mil millones), México (US$ 43 mil millones), Filipinas (US$ 35 mil millones) y Egipto (US$ 30 mil millones), siendo India el principal receptor desde el año 2008. Sin embargo, en términos de Producto Interno Bruto (PIB), los países con las remesas más elevadas durante el año 2020 fueron economías más pequeñas: Tonga (38%), Líbano (33%), República Kirguisa (29%), Tayikistán (27%) y El Salvador (24%). Para el caso dominicano, según cifras del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), en 2020 el monto total de remesas recibidas ascendió a US$ 8,219 millones, equivalente al 10.4% del PIB.
La evidencia empírica existente muestra que los impactos de las remesas pueden contribuir al crecimiento económico de un país a través del efecto multiplicador en el consumo de los hogares, el ahorro y la inversión. Por el lado del consumo, siendo las remesas una parte importante del ingreso disponible de los hogares pertenecientes a los estratos más bajos, estos recursos se traducen primordialmente en consumo, lo cual genera una demanda de bienes y servicios que dinamiza la economía. Por el lado de la inversión, los receptores de divisas por esta fuente podrían ahorrar los recursos necesarios para la creación de microempresas y aumentar la generación de recursos propios.
Según el documento Leveraging Migration for Africa, Remittances, Skills, and Investments del BM, en tiempos de crisis económica las remesas suelen mantener un comportamiento más estable que otras fuentes de divisas y, a menudo, son contra-cíclicas (aumentan durante tiempos de crisis económicas), por lo que ayudan a sostener el consumo y la inversión durante las recesiones y desempeñan un papel de amortiguador en el crecimiento económico.
En algunos casos, este fenómeno puede generar efectos no deseados para las economías receptoras. Por ejemplo, el efecto riqueza que producen las remesas puede impactar el incentivo de participar en el mercado de trabajo. En ese sentido, Rodríguez y Tiongson (2001), muestran que las familias filipinas con familiares en el extranjero tienen tendencia a reducir la participación laboral y la cantidad de horas trabajadas. De forma similar, Airola (2007) observa una elasticidad negativa entre las remesas y la oferta laboral en México. Según el documento The Impact of Remittances on Economic Activity: The Importance of Sectoral Linkages del FMI, las remesas pueden contribuir a una apreciación del tipo de cambio real en las economías receptoras y dar lugar a una reasignación de recursos.
Finalmente, es indudable que las remesas se han convertido en una herramienta poderosa para las economías en vías de desarrollo al impactar en factores como la estabilidad del tipo de cambio, directamente en el poder adquisitivo de los hogares, con importantes efectos sobre el consumo y la inversión privada. Esta variable ha demostrado su rol protagónico ante el panorama de crisis económico actual, sirviendo de amortiguador en la caída de la actividad económica. No obstante, a pesar de estos marcados efectos positivos, no se puede bajar la guardia e ignorar sus posibles efectos adversos en el desarrollo económico.
Referencias:
- Airola, J. (2007). The use of remittance income in Mexico. International Migration Review, 41 (4), 850–859
- Fondo Monetario Internacional (FMI), Dridi, J., Gursoy, T., Perez-Saiz, H., & Bari, M. (2019, agosto). The Impact of Remittances on Economic Activity: The Importance of Sectoral Linkages. -.
- Fundación Friedrich Ebert / Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, Gómez, C. J., Mena, R., Ortiz, M., Santos, J., Serrano, M., & Victoria, E. (2006). Desde los Márgenes de la Sociedad: Remesas, Subsidios y Trabajo Infantil (N.o 9945–415-09-3). Yan Impresos, S.A.
- Master, W. (2020, 21 octubre). Instituto Nacional de Migración | INM RD – Remesas familiares en tiempos de COVID 19 II. Instituto Nacional de Migración. https://www.inm.gob.do/index.php/noticias/item/517-remesas-familiares-en-tiempos-de-covid-19-ii
- Portal de Datos Mundiales Sobre la Migración. (2021, 3 junio). Remesas. https://www.migrationdataportal.org/es/themes/remesas
- Ratha, D. (2011). Leveraging migration for Africa: Remittances, skills, and investments. World Bank Publications