Precios del petróleo y el futuro de Petrocaribe* (1 de 2)
En junio de 2005, por iniciativa del fallecido ex-Presidente de Venezuela Hugo Chávez, los gobiernos de Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, República Dominicana, Granada, Guyana, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Venezuela, acordaron la creación de Petrocaribe, un acuerdo de cooperación en procura de fortalecer la seguridad energética en el Caribe y Centroamérica. Actualmente, 19 países forman parte de esta iniciativa regional, incluyendo cinco naciones que se unieron a Petrocaribe luego de su creación: Haití (2007), Nicaragua (2007), Honduras (2008), Guatemala (2012) y El Salvador (2014).
Desde su creación, Petrocaribe ha servido como un importante mecanismo de financiamiento para los países importadores de petróleo en la región. Introdujo un esquema de préstamos para financiar las compras de petróleo producido en Venezuela con condiciones que se ajustan a las fluctuaciones de la cotización del crudo entre rangos de precios preestablecidos. Como resultado, si el barril de petróleo se ubica por debajo de US$ 40, hasta 30% de la factura será financiada por un préstamo a 17 años, con un período de gracia de dos años y una tasa de interés de 2%. Del mismo modo, si el barril de petróleo supera los US$ 40, el periodo de pago se extiende a 25 años, con dos años de gracia y la tasa de interés se reduce a 1%. Los países socios de Petrocaribe pueden también ofrecer bienes y servicios como pago por los envíos de petróleo.
Aún cuando algunos críticos han considerado a Petrocaribe como una herramienta política para aumentar la influencia de Venezuela en la región, el acuerdo ha servido bien a sus miembros. Durante el periodo 2005-2014, un promedio de 32% de la demanda de petróleo de los países miembros fue suplida vía Petrocaribe. A través del acuerdo se facturaron más de 307 millones de barriles de petróleo y se otorgaron casi US$ 28 billones en financiamiento (SELA, 2015). El esquema ha sido crucial para pequeños estados caribeños y gobiernos de la región sin acceso a los mercados de capitales. Por otro lado, las finanzas públicas en algunos países socios han incrementado su dependencia de los subsidios integrados en Petrocaribe, elevando su vulnerabilidad ante una eventual interrupción del acuerdo.
Desafortunadamente, después de una década de operación, la tendencia a la baja en los precios internacionales del petróleo ha exacerbado la ya difícil situación socio-económica de Venezuela, amenazando la sostenibilidad financiera de Petrocaribe. La creciente restricción presupuestaria que enfrenta el gobierno venezolano podría desencadenar una drástica modificación de las condiciones del acuerdo o incluso solicitar un repago inmediato, aunque este mecanismo de crédito solo representa una pequeña fracción de los subsidios de combustible del gobierno venezolano.
¿Es Petrocaribe sostenible con bajos precios de petróleo?
Hasta el momento las condiciones presentes y futuras en el mercado de petróleo se inclinan en favor de un escenario de bajos precios de crudo en los próximos años. Según la mayoría de los pronósticos, los precios del petróleo se proyectan a permanecer en promedio por debajo de los US$ 60 por barril hasta el 2020 (véase Canuto 2015a; 2015b). El aumento de la oferta por encima de lo esperado por parte de la OPEP, Rusia y Estados Unidos sigue siendo el principal factor detrás de la baja en los precios.
Los Estados Unidos, de manera particular, ha experimentado un rápido incremento en la producción de gas natural y petróleo de esquisto (en inglés, shail oil), convirtiéndose en el mayor productor individual del mundo. Asimismo, la producción de petróleo estadounidense podría ejercer aún mayor presión a la baja sobre los precios internacionales si el Congreso levanta la prohibición de exportación de petróleo en rigor desde la década de los setentas. En adición, con el histórico acuerdo para limitar el programa nuclear de Irán a cambio de reducir las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y sus aliados, la oferta mundial de petróleo recibirá un impulso adicional de un viejo productor, que retornaría al mercado a los niveles de precios más bajos en los últimos seis años.
En este contexto, Venezuela, cuya economía ya atravesaba una crisis antes de que los precios internacionales comenzaran a caer, sobresale como un caso extremo entre los productores de petróleo. Para 2015 se espera que la recesión económica que aflige esa economía empeore. Se proyecta que la inflación superará los tres dígitos al cierre de año y que el balance de cuenta corriente se tornará negativo por primera vez en casi dos décadas. El hecho de que los ingresos por ventas de petróleo representan más del 95% del total de las exportaciones hace la situación más difícil para Venezuela.
En medio de este panorama sombrío, la posición fiscal de Venezuela se erige como la variable que experimentará el mayor deterioro como consecuencia de la disminución de los precios internacionales del petróleo. Algunas proyecciones estiman que el balance primario del sector público podría alcanzar un déficit de 20 por ciento del PIB en 2015. Los ingresos fiscales de la corporación estatal Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) se han desplomado y el gasto público continúa mostrando una gran rigidez a la baja. De hecho, las autoridades venezolanas han instado públicamente a la OPEP a incrementar los precios a un mínimo de US$ 70 por barril para facilitar sus crecientes presiones presupuestarias. No obstante, la OPEP ha determinado hasta el momento mantener la producción en los niveles actuales (por razones descritas en Canuto 2015a).
La recientes recompras de deuda corroboran la percepción de que las finanzas públicas en Venezuela se encuentran en una precaria situación y que el gobierno está buscando adelantos de pago en efectivo. Primero, la República Dominicana recompró deuda de Petrocaribe ascendente a US$ 4,1 billones con un descuento de 52%, que se tradujo en una reducción de 3.3 puntos porcentuales en el ratio de deuda-PIB de ese país. Más recientemente, Jamaica utilizó US$ 1,5 billones para retirar US$ 3,2 billones en deuda a largo plazo con Venezuela, logrando una rebaja de 12 puntos porcentuales de su relación deuda-PIB en la operación. Otros países, como Belice y Guyana, toman medidas para fortalecer sus defensas ante choques externos, mientras diversifican su demanda de petróleo para reducir su dependencia de Petrocaribe.
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*Artículo co-autorado con Otaviano Canuto, Director Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional. Todas las opiniones aquí expresadas son propias y no representan las del FMI o de los gobiernos que el Sr. Canuto representa ante el FMI. Este artículo fue publicado en inglés para el Blog Economonitor de Nouriel Roubini.