[Extracto de la conferencia “La Política Monetaria y Financiera en la Globalización” dictada el 20 de octubre de 2022 en el marco del V Congreso Internacional sobre Derecho y Justicia Constitucional: “Derecho Constitucional y Globalización”, organizado por el Tribunal Constitucional de la República Dominicana.]
Una de las herramientas fundamentales de la política económica del Estado es la que administran los bancos centrales, conocida como política monetaria. La política monetaria procura controlar la cantidad de dinero en circulación y el nivel de crédito en la economía con el fin de mantener la estabilidad de precios, es decir, lograr una inflación baja y estable. La inflación no es más que el alza sostenida y generalizada de los precios en una economía. Cuando es elevada e inestable tiene una serie de efectos sobre el bienestar de las personas y las operaciones de las empresas porque reduce su poder adquisitivo y genera una mayor incertidumbre afectando sus decisiones. Para mantener la estabilidad de precios, la política monetaria utiliza las tasas de interés, las operaciones de mercado abierto y los requerimientos de reservas bancarias (encaje legal) como sus instrumentos principales.
Tradicionalmente, los bancos centrales se han enfocado en el control de la cantidad de dinero en circulación utilizando las operaciones de mercado abierto. Esta forma de política monetaria consistió en mantener un ritmo de crecimiento de la cantidad de dinero u otras formas de metas cuantitativas. Sin embargo, durante los ochenta, la expansión del proceso de globalización y las innovaciones financieras pusieron de manifiesto la dificultad de controlar los agregados monetarios y medir la demanda de dinero. En este contexto, la variable de política monetaria más efectiva era la tasa de interés de corto plazo que el Banco Central fijaba como tasa “de referencia” en el mercado interbancario. En este proceso, la principal ancla nominal que tiene la economía es el anuncio explícito de su objetivo de inflación por parte del Banco Central. Los bancos centrales de Canadá, la zona del euro, el Reino Unido y Nueva Zelandia, entre otros, han establecido metas de inflación explícitas. Mas adelante, muchas economías emergentes, como la República Dominicana, y otros países de bajo ingreso están abandonando las estrategias de metas de agregados monetarios en favor de un régimen de metas de inflación.
Durante la primera década del siglo XXI, las nuevas operaciones e instrumentos en el sistema bancario y en el mercado de capitales transformaron el concepto de liquidez. La derogación formal en los Estados Unidos de la ley Glass-Steagall, vigente desde la Gran Depresión, dio paso a que los grandes bancos comerciales estadounidenses pudieran operar como bancos de inversión. Este cambio en el marco legal incentivó a una excesiva toma de riesgos y un masivo endeudamiento como forma de obtener liquidez incurriendo en un movimiento especulativo volátil y poco relacionado con el desempeño de la economía. Todo este proceso degeneró en lo que conocemos como la Crisis Financiera Global de 2008-2009. Ante la magnitud de la crisis, los grandes bancos centrales tuvieron que reaccionar con una expansión sin precedentes de la base monetaria, reduciendo las tasas de interés a cero, que requirió la implementación de políticas no convencionales de flexibilización cuantitativa, la remuneración de los encajes excedentes e incluso tasas de interés a corto plazo negativas.
Mas recientemente, en respuesta a la pandemia del COVID-19, los bancos centrales redujeron nuevamente sus tasas de política a niveles cercanos a cero. Con las tasas de interés tan bajas, los programas de compra de bonos se convirtieron en la principal herramienta de estímulo para los bancos centrales de los países desarrollados. El objetivo final de estos programas de flexibilización cuantitativa era apoyar la actividad económica mediante la reducción de los costos de endeudamiento y estimular el flujo de crédito y la inversión, con miras a impulsar el empleo y el crecimiento económico. En adición a los recortes de tasas, los bancos centrales proporcionaron liquidez a corto plazo a los bancos y otras instituciones financieras como prestamista de última instancia.
Es evidente que la creciente interconexión económica y financiera de las economías como consecuencia de la globalización ha complejizado el ejercicio de la política monetaria. En cada uno de estos episodios de crisis anteriores, cada banco central enfrenta sus propias condiciones internas, aunque con una fuerte influencia del entono internacional, las cuales, muchas veces, tienen similar o mayor peso que las internas. Esto se refleja a través del impacto del entorno internacional en las variables económicas sobre las que los bancos centrales enfocan sus decisiones de política.
Inflación
Según Bernanke (2007), la globalización afecta el funcionamiento de la política monetaria al cambiar la importancia relativa de los diversos factores que determinan la tasa de inflación. A medida que los mercados nacionales se vuelven cada vez más integrados y abiertos, los productores de bienes, servicios, y la mano de obra pueden enfrentarse a una mayor competencia con menos poder de mercado que en el pasado. En particular, los precios y salarios pueden depender de las condiciones económicas en el exterior, así como del contexto local. Estos vínculos sugieren que, al menos a corto plazo, la globalización y el comercio pueden afectar el curso de la inflación doméstica.
Los factores internacionales también pueden tener un impacto sobre la inflación interna a través de varios canales relacionados. Primero, la expansión del comercio puede hacer que la inflación interna dependa en mayor medida de los precios de los bienes importados, no solo porque los bienes importados son parte de la canasta familiar (o en el caso de los bienes intermedios importados afectan los costos de producción nacional), sino porque la competencia con las importaciones afecta el poder de fijación de precios de los productores nacionales. En segundo lugar, pueden existir otros canales más indirectos, como las presiones competitivas generadas por la globalización podrían afectar el proceso de inflación al aumentar el crecimiento de la productividad y, por lo tanto, reducir los costos o reducir los márgenes. En tercer lugar, en la medida en que algunos precios se fijen en mercados internacionalmente integrados, las presiones sobre la utilización de recursos en la economía mundial podrían ser relevantes para la inflación interna, haciendo que sea más difícil para los productores aumentar los precios y para los trabajadores ganar salarios más altos.
Ciertamente, la política monetaria determina la inflación en el largo plazo, y el banco central debe asumir la responsabilidad de los resultados de inflación generados por sus políticas. Sin embargo, la conclusión de que la inflación está determinada únicamente por las opciones de política monetaria no es necesariamente válida en el corto plazo. Los bancos centrales no suelen compensar por completo los efectos de los choques sobre la oferta agregada o los precios, en parte porque cualquier medida de política monetaria que se adopte como respuesta tiene un rezago para hacerse efectiva.
Por ende, la formulación efectiva de la política monetaria en un contexto globalizado requiere tener en cuenta el entorno internacional. Por ende, los bancos centrales deben continuar otorgando una alta prioridad a la comprensión de los efectos de la globalización sobre la conducción y transmisión de la política monetaria. Más directamente, el aumento del comercio ha llevado a un crecimiento más lento de los precios de los productos manufacturados importados. Sin embargo, este efecto se ha visto contrarrestado en el período más reciente por los aumentos en los precios de la energía y las materias primas asociados con el rápido crecimiento de las economías de mercados emergentes.
Medios de Pago
Según Carstens (2019), hay dos tendencias catalizadoras de la evolución de los sistemas de pagos a nivel global: la globalización y la tecnología. Varios estudios han encontrado que existe una fuerte relación positiva entre la globalización y los pagos digitales y las entradas de remesas. La globalización está aumentando la demanda de pagos entre países (transfronterizos). Asimismo, a medida que avanza la globalización, muchas empresas de todo el mundo pueden contratar empleados del mercado laboral internacional y reducir sus costos de operación. A su vez, estos trabajadores envían dinero a sus países electrónicamente a través de proveedores de servicios financieros interconectados, incluidos bancos, empresas de envío de dinero, Fintech y proveedores de redes móviles.
La globalización también está ejerciendo una influencia determinante en la transición hacia medios de pagos digitales. Mientras la era de la moneda física está llegando a su fin, incluso en las economías emergentes y los países de bajos ingresos, se intensifica la competencia en el ámbito nacional e internacional, entre monedas digitales “privadas” y los aprestos de los bancos centrales por proveer monedas digitales de carácter “oficial”.
Los mayores representantes de las monedas digitales privadas son las criptomonedas. Este nuevo tipo de dinero fue introducido a principios del 2009 con el conocido Bitcoin. Sin embargo, en estos últimos años han surgido una multitud de monedas alternativas con diferentes características. Las criptomonedas son creadas por iniciativas privadas y no son controladas por ningún banco central y funcionan a través de la tecnología Blockchain, lo que les permite ser exclusivamente virtuales. Un punto importante es que su valor es definido por la oferta y demanda que los mismos usuarios les otorgan a estos activos.
En este contexto, los bancos centrales han comenzado a sopesar la posibilidad de monedas digitales propias (conocidas como CBDC, por sus siglas en inglés) que, a diferencia de las criptomonedas, estarían garantizadas por el Estado como los billetes y las monedas físicas. Aunque ampliar el acceso a formas digitales de pasivos de bancos centrales no es una idea totalmente nueva (ver Tobin, 1985), en los últimos tiempos el debate ha estado motivado, en adición al creciente uso de criptomonedas, por la proliferación las innovaciones tecnológicas aplicables al sector financiero, la aparición de nuevos participantes en los mercados de servicios de pagos e intermediación y la disminución del uso del dinero en efectivo alrededor del mundo.
Tasa de interés
Una de las dimensiones de la globalización y el creciente aumento de la apertura comercial y financiera es el rápido aumento del volumen de los flujos de capitales. Si los instrumentos financieros nacionales y extranjeros se consideran sustitutos perfectos, la globalización financiera implicaría que la tasa de interés doméstica se colocaría al nivel de la economía mundial con limitada influencia por parte de los hacedores de política a nivel local. En estas circunstancias, un banco central de un economía pequeña y abierta no tendría capacidad de influir en las tasas de interés mundiales, mientras que una economía grande como los EE.UU. retendría alguna influencia sobre la economía mundial, pero sería mucho menos que en el caso de una economía cerrada.
Según Woodford (2007), los bancos centrales experimentan una disminución sobre el control de las tasas de interés a corto plazo si la prima de liquidez se convierte en una función de la liquidez global en lugar de la interna provista por el banco central, y si las tasas de interés a largo plazo dependen más del equilibrio entre el ahorro y la inversión a nivel mundial que local. De hecho, algunos estudios han encontrado que en las últimas cuatro décadas la globalización y su impacto en los mercados de bienes y de trabajo puede ser un factor importante en las tasas de interés a nivel global. Se estima que la globalización ha elevado el nivel de la tasa natural de interés desde la década de 1980 debido a la intensificación de la integración económica en Europa, Asia y América del Norte.
A medida que la globalización y la integración económica mundial se intensifican, aún los bancos centrales de los países desarrollados como la Reserva Federal de los Estados Unidos, el Banco Central Europeo y el Banco de Japón, están teniendo menos influencia sobre las tasas de interés real domésticas de mediano y largo plazo. Sin embargo, el hecho de que los bancos centrales no tengan, de manera individual, la misma influencia sobre las tasas de interés en un ambiente cada vez más globalizado, no quiere decir que no puedan ejercer esa influencia de manera colectiva en el corto plazo. Por ejemplo, el alza de las tasas de interés como respuesta de los bancos centrales al aumento de la inflación a nivel global, está teniendo importantes efectos sobre las economías de los países emergentes. En ese caso, la salida (o menor ingreso) de capitales puede constituirse no solo en una fuente adicional de incertidumbre financiera sino también, dependiendo de su impacto en el tipo de cambio, en una fuente adicional de inflación.
Bibliografía:
- Bernanke, Ben S. (2007). Globalization and Monetary Policy. Remarks at the Fourth Economic Summit, Stanford Institute for Economic Policy Research, Stanford, California. March 02,
- Comisión Económica para América Latina (2022). Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania: ¿cómo enfrentar esta nueva crisis? Desarrollo económico. Junio
- Irwin, Douglas A. (2020). The pandemic adds momentum to the deglobalization trend. Peterson Institute for International Economics. April 23.
- Köhler, Horst (2002). Working for a Better Globalization. Remarks at the Conference on Humanizing the Global Economy. The United States Conference of Catholic Bishops. Washington, DC, January 28, 2002
- Obstfeld, Maurice (2021). Two challenges from globalization. Journal of International Money and Finance. Volume 110, February.
- Sapru, R.K. (2006) Globalization of National Policymaking: An International Perspective. The Indian Journal of Political Science. Vol. 67, No. 1 (JAN. – MAR), pp. 87-96.
- Stiglitz, Joseph (2002). Globalization and Its Discontents. W.W. Norton & Company
- United Nations General Assembly (2017). Fulfilling the promise of globalization: advancing sustainable development in an interconnected world. Report of the Secretary-General.
- Woodford M (2003): Interest and prices. Foundations of a theory of monetary policy, Princeton University Press.
- Woodford M (2007): Globalization and monetary control, NBER Working Paper 13329.