La invención del dinero es considerada como uno de los grandes avances de la humanidad. Desde sus orígenes, el dinero ha tomado muchas formas desde conchas de mar, ganado, pieles, monedas metálicas, hasta la aparición del papel moneda en China en el siglo IX. Todas estas “mercancías” cumplieron en su momento las tres funciones esenciales del dinero: unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor.
Hoy en día, las economías modernas utilizan dinero fiduciario. Es decir, dinero que no posee valor en sí mismo (valor intrínseco), sino que su valor se fundamenta en la confianza de los usuarios en el respaldo de su emisor, en este caso el Estado. Por ejemplo, un billete de RD$ 2,000 no vale esa cantidad. Su costo de producción es mucho menor y depende de varios factores (tipo de papel, diseño, dispositivos de seguridad, etc.). Sin embargo, en condiciones normales, cuando hacemos un pago con ese billete estamos, consciente o inconscientemente, confiando en la declaración impresa que reza: “Este billete tiene fuerza liberatoria para el pago de todas las obligaciones públicas y privadas”. Esto significa que el Banco Central, como institución autónoma del Estado Dominicano, respalda este billete y protege nuestro derecho de utilizarlo como forma de pago en cualquier transacción.
Con el avance de la tecnología, el uso de transacciones electrónicas para pagos y transferencias se ha hecho cada vez más común a nivel global. Sin embargo, estas transacciones fluyen a través del sistema bancario tradicional acreditando o debitando cuentas que en algún momento fueron o serán convertidas en dinero tangible.
Tipos de dinero digital
Sin embargo, el dinero digital es diferente pues se refiere a un medio de pago que existe solo en forma electrónica. El dinero digital no es físicamente tangible como un billete o una moneda. Se contabiliza y se transfiere a través del internet o teléfonos inteligentes. La forma más conocida de dinero digital son las criptomonedas o criptoactivos como el Bitcoin, Ethereum o Tether, para solo mencionar algunos. Estas monedas o activos virtuales emplean un cifrado criptográfico para garantizar su titularidad y asegurar la integridad de las transacciones, y controlar la creación de unidades adicionales, así como el carácter descentralizado de su operación que no está sujeta a ninguna regulación u organismo rector, ni depende de ningún banco o institución financiera.
El Estado también puede emitir dinero digital respaldado por el banco central, de forma que su valor sea estable y seguro. Estas monedas digitales de bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés), son esencialmente una versión digital de monedas fiduciarias tradicionales (dólares, euros, etc.) que se puede almacenar y transferir mediante una aplicación móvil o vía internet. A febrero de 2022, 80 bancos centrales alrededor del mundo están evaluando o implementando proyectos para emitir monedas digitales según el CBDC tracker que publica el Atlantic Council.
La capitalización de mercado de las criptomonedas “minadas” creció vertiginosamente durante 2021 y se calcula en US$ 1.97 trillones al 8 de febrero de 2022.[1] Sus promotores aseguran que su uso tiene múltiples ventajas incluyendo: bajos costos de transacción, alta velocidad de procesamiento, confidencialidad, y altos estándares de seguridad que proporciona el uso de redes de blockchain.
Las criptomonedas y las funciones del dinero
No obstante, a pesar de su rápido crecimiento y su elevada capitalización, las criptomonedas todavía no son un medio de pago aceptado universalmente. Con excepción de El Salvador que adoptó el Bitcoin como moneda de curso legal en septiembre de 2021, el uso de criptomonedas como medios de pagos todavía enfrenta limitaciones alrededor del mundo. Por ejemplo, países como China, Bolivia, Egipto y Marruecos prohíben explícitamente su uso. Asimismo, hay países en donde el sistema bancario tiene fuertes restricciones para su uso a pesar de que pueden ser usadas para transacciones comerciales. Este grupo de países incluye a Canadá, Colombia, Rusia, Indonesia, Ecuador y Taiwán. Por último, hay países que, aunque no prohíben de forma explícita las transacciones con criptomonedas, sus gobiernos tampoco las promueven y advierten a sus compradores sobre los riesgos que implica su uso. Aquí se ubica Alemania, Argentina, Chile, Estados Unidos, Francia, Japón, Inglaterra y Suiza.
Igualmente, la utilidad de las criptomonedas como reserva de valor está limitada por su excesiva volatilidad. Esta volatilidad también limita la efectividad de una criptomoneda como el Bitcoin como unidad de cuenta, ya que su valor real fluctúa en un promedio de 3% diariamente. Sin embargo, es posible, por ejemplo, que una criptomoneda se convierta en un vehículo para que las personas no bancarizadas realicen pagos o reciban transferencias.
Aunque muchos podrían verlo como una ventaja, la ausencia de una institución que pueda respaldar la emisión de una criptomoneda o actuar como prestamista de última instancia, afecta su credibilidad en amplios segmentos de la población. En ese sentido, si a una criptomoneda se le otorga el estatus de moneda de curso legal, es poco probable que consumidores en países de baja inflación, estabilidad cambiaria e instituciones creíbles la adopten de manera generalizada debido a su alta volatilidad y baja correlación con el comportamiento de la economía real. Incluso en economías menos estables, es muy probable que el uso de una moneda de reserva reconocida, como el dólar o el euro, sea más atractivo que adoptar una criptomoneda.
Asimismo, la ausencia de regulación que caracterizó por mucho tiempo el mercado de criptomonedas facilitó su uso en actividades ilícitas. Las autoridades, sin embargo, han avanzado en este campo y en diferentes países se están proponiendo nuevas legislaciones para prevenir el lavado de dinero y otras actividades criminales. En todo caso, la regulación de criptomonedas debe ser global, integral, coherente y bien coordinada.
Por ende, a pesar de sus innegables ventajas, a la hora de pensar en su adopción como moneda de curso legal, las criptomonedas presentan riesgos significativos a la estabilidad macrofinanciera, la integridad del sistema de pagos y la protección del consumidor. Es importante destacar también que, como bien se explica en el manifiesto original de Bitcoin, muchas de estas criptomonedas nunca fueron pensadas como instrumentos de inversión. Sin embargo, su creciente popularidad ha generado un mercado sumamente volátil y especulativo que atrae a inversionistas de diferentes grados de experiencia, sobre todo a aquellos que sueñan con hacerse millonarios de la noche a la mañana. Aquí es importante recordar que muchos dueños de Bitcoin han perdido grandes sumas de dinero por descuidos o fraudes. El episodio más famoso fue el robo de US$ 460 millones en la bolsa de Bitcoin japonesa Mt. Gox en 2013.[2]
En última instancia, las monedas digitales de bancos centrales tienen el carril de adentro para convertirse en la opción más viable y segura para el futuro del dinero. En ese sentido, el Premio Nobel de Economía Robert Merton recientemente afirmó que “la única moneda digital de curso legal posible es una controlada por el gobierno”.[3] Por ende, en la medida que los bancos centrales alrededor del mundo sigan avanzando en el estudio y la adopción de formas digitales de dinero, tendremos la posibilidad de un futuro que permita preservar la estabilidad, la confianza y la eficiencia.
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[1] Statista. https://www.statista.com/statistics/730876/cryptocurrency-maket-value/
[2] https://www.wired.com/2014/03/bitcoin-exchange/
[3] https://www.pbs.org/newshour/economy/making-sense/why-a-nobel-laureate-in-economics-thinks-bitcoin-is-toast
Referencias:
- Perkins, D. (2020). “Cryptocurrency: The Economics of Money and Selected Policy Issues”. Congressional Research Service. Unites States Congress. https://sgp.fas.org/crs/misc/R45427.pdf
- Adrian, T. and Weeks-Brown, R. (2021). “Cryptoassets as National Currency? A Step Too Far”. IMF Blog. International Monetary Fund, Washington, DC. https://blogs.imf.org/2021/07/26/cryptoassets-as-national-currency-a-step-too-far/
- International Monetary Fund (2021). “The Crypto Ecosystem: Financial Stability Risks and Implications for Emerging Markets.” In Global Financial Stability Report. Washington, DC, October. https://www.elibrary.imf.org/view/books/082/465808-9781513595603-en/465808-9781513595603-en-book.xml
- Nakamoto, S. (2009). “Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System”. Mimeo https://bitcoin.org/bitcoin.pdf
- Quinn, W. (2021) “Are Bitcoin and other digital currencies the future of money?” Banks & Financial Markets. January 5th. https://www.economicsobservatory.com/are-bitcoin-and-other-digital-currencies-future-money
- Adrian, T., D. He, and A. Narain. (2021). “Global Crypto Regulation Should be Comprehensive, Consistent, and Coordinated.” IMF Blog. International Monetary Fund, Washington, DC. https://blogs.imf.org/2021/12/09/global-crypto-regulation-should-be-comprehensive-consistent-and-coordinated
- Chainanalysis. 2021. “The 2021 Global Crypto Adoption Index.” In Geography of Cryptocurrency Report. https://blog.chainalysis.com/reports/2021-global-crypto-adoption-index/