La historia de la banca se puede analizar como una serie de cambios en las prácticas comerciales, la cultura, la tecnología y, últimamente, la introducción de normativas y reglamentos del gobierno. A través de los siglos, estos factores en conjunto han determinado el desarrollo general de los servicios bancarios.
Podemos situar el inicio de la actividad bancaria hace casi 2000 años a. C. en las ciudades de Fenicia, Asiria y Babilonia con las llamadas “casas de comerciantes”. Estas casas, que constituyen el primer prototipo de banco de comerciantes del mundo antiguo, hacían préstamos de granos y bienes básicos a los agricultores y negociantes que transportaban bienes entre las ciudades.
Con la expansión del comercio, surge la necesidad de la creación de centros donde pudiesen intercambiarse las monedas adquiridas a través del intercambio comercial con otras regiones por moneda local. De esta forma, los griegos establecen las primeras “casas de la moneda”, las cuales ofrecían, en mercados o festivales municipales, cambiar la moneda de los comerciantes extranjeros; es decir, estas casas realizaban las operaciones que hoy días hacen los casas cambistas. El Imperio Romano, siglos más tarde, heredó estas prácticas.
Las operaciones de cambio trajeron consigo la necesidad de ofrecer los servicios de guarda de depósitos de los ahorristas y/o comerciantes. Durante la época del Imperio, los depósitos dejaron de conservarse en los templos, y en su lugar se colocaron en entidades privadas. Estos primeros banqueros de la antigua Roma eran conocidos como argentarius. Los argentarius, quienes desempeñaron la labor de extender el modelo bancario de los griegos, eran personas que llevaban sus negocios bajo su propia responsabilidad, y no estaban al servicio de la república o del imperio. Ofrecían operaciones financieras tales como depósitos, cambio de divisas, validación de la moneda, y préstamos.
El uso de metales como dinero representaba una problemática para los comerciantes. El oro era muy pesado para ser transportado y llamaba mucho la atención por ser difícil de ocultar. Por esto, los orfebres comenzaron la práctica de recibir oro de los depositantes y a emitir certificados por el oro depositado, naciendo así los primeros Certificados de Depósitos. Los recibos comenzaron a ser utilizados como moneda de cambio porque la gente los aceptaba como medio de pago, ya que sentían la seguridad que en cualquier momento podrían ir al orfebre a hacer reclamo por el oro guardado.
Después de darse cuenta de que sólo un pequeño número de personas que reclamaba el oro que avalaba sus certificados, los orfebres comenzaron a hacer préstamos con los certificados. Posteriormente comenzaron a hacer más préstamos de lo que poseían en oro físico. Este fue el comienzo de la banca basada en la reserva fraccionaria—esto es, ¡el orfebre descubrió que podía crear dinero!
La banca de reserva fraccional aumentó los beneficios, pero también aumentó los riesgos. Porque si algún orfebre fallaba para redimir sus certificados en oro, los agentes perderían la confianza causando que esos certificados pierdan el valor como dinero y que cada titular intentara redimir su certificado.
Los orfebres, convirtiéndose en banqueros más o menos reconocibles, luego se dieron cuenta que una mayor cantidad de depósitos implicaba un mayor beneficio. Así que empezaron a pagar a los clientes por los depósitos de oro y plata en lugar de cobrar por su almacenamiento, inventando así la cuenta remunerada con intereses, la cual ha perdurado hasta nuestros días.
Luego de la Edad Media y a principios del Renacimiento se vio el surgimiento de los estados nacionales y, cada vez más, las guerras entre ellos. Para financiar estas guerras, así como para proporcionar bienes públicos, los estados comenzaron a pedir prestado, lo cual motivó a algunos gobiernos a crear bancos públicos que se encarguen de manejar sus obligaciones. La creación de los primeros bancos públicos fueron los primeros pasos para el surgimiento de los bancos centrales, de lo cual discutiremos en un próximo artículo.
Finalmente, la banca privada surge a partir de la expansión del comercio y la visión de emprendedores de resolver algunos problemas de la actividad comercial, como el uso de metales preciosos para el intercambio. La banca se ha desarrollado y reinventado a través de la historia con los avances tecnológicos, cumpliendo el rol de facilitar las transacciones y el intercambio comercial entre las personas. Con el surgimiento reciente de la banca on-line aún está por verse como este sector seguirá innovando y desarrollándose en el futuro.