Precios del petróleo y el futuro de Petrocaribe* (2 de 2)
Repercusiones en la región de una eventual suspensión de Petrocaribe
A pesar de las perspectivas desfavorables, Venezuela ha reiterado su compromiso de continuar con el suministro de petróleo a través de Petrocaribe. No obstante, las difíciles condiciones macroeconómicas en Venezuela continuarán alimentando los riesgos de una reforma integral o una interrupción del acuerdo para los países miembros. Este es un tema fundamental para los socios de Petrocaribe ya que el efecto de la caída en los precios es más complicado para este grupo de países que para otras naciones.
Sin dudas, la baja en los precios del petróleo ha sido considerada como un regalo del cielo para los países importadores. Durante este período las presiones inflacionarias han bajado y los balances externos han mejorado favoreciendo las perspectivas de crecimiento. A su vez, varios países socios de Petrocaribe han comenzado a enfrentar situaciones difíciles en materia fiscal, ya que muchos utilizan el componente de financiamiento incluido en el acuerdo para apoyo presupuestario. Esto ha sido motivo de preocupación aún cuando los actuales niveles de precio han reducido la factura petrolera en un promedio de 3,8% del PIB en 2015 (ver Cheasty, 2015). Esta situación podría agravarse si esta fuente de financiamiento desaparece o disminuye de manera permanente.
Para los miembros de Petrocaribe, el impacto de la interrupción de este acuerdo difiere entre países. Los gobiernos sin acceso a fuentes alternativas de financiamiento, con bajos niveles de reservas de divisas o sin un mercado de deuda interna que funcione adecuadamente, serían los más afectados. Por otro lado, aquellos países que se han preparado para amortiguar choques externos o tienen acceso a los mercados de capitales, estarán mejor preparados para «capear el temporal».
¿Una nueva alternativa para la seguridad energética de la región?
En un escenario sin financiamiento de Petrocaribe, la región seguiría necesitando de la cooperación de otros productores de petróleo para enfrentar los crecientes retos de la seguridad energética. El costo de la energía en el Caribe es uno de los más altos del mundo, con una alta dependencia de combustibles fósiles y un acceso más limitado a fuentes alternativas de generación de electricidad que la mayoría de los países de América Latina.
La cooperación brindada por Venezuela a través de Petrocaribe ciertamente ha aliviado esta carga para una región altamente vulnerable y expuesta continuamente a desastres naturales. Sin embargo, este significativo nivel de apoyo financiero ha incrementado la dependencia de combustibles fósiles, limitando a su vez los esfuerzos en favor de la diversificación.
Una transición hacia fuentes renovables de energía es fundamental para reducir los costos de producción y fortalecer la sostenibilidad del crecimiento en el Caribe. La región, que cuenta con abundante luz solar y viento, podría convertirse en un importante centro de energías alternativas en el futuro. Ciertamente, ya se han emprendido importantes iniciativas en este sentido, pero las mismas todavía resultan insuficientes.
En la reciente Cumbre de las Américas en Panamá, los Estados Unidos se comprometió a asistir a los países del Caribe en el desarrollo de fuentes de energía renovables. El plan para ayudar a la región busca reducir su dependencia de los combustibles fósiles a través de la iniciativa de Seguridad Energética del Caribe. Este nuevo interés de Estados Unidos en el tema energético parecería una escaramuza tipo “guerra fría” con Venezuela con el propósito de obtener la adhesión de los gobiernos de la región. Esta iniciativa podría ser resultar políticamente atractiva para algunos, pero hasta el momento nada indica que el acceso a financiamiento será un componente de esta propuesta.
Los miembros de Petrocaribe tienen muchas razones para apreciar la cooperación y la solidaridad de Venezuela en la última década, ya que esta iniciativa les ha proporcionado una necesaria asistencia financiera frente a difíciles desafíos a nivel macroeconómico y ambiental. Ciertamente, este acuerdo podría seguir funcionando a pesar de que la economía venezolana experimenta los efectos de una baja en el precio internacional del petróleo baja y sus perspectivas se deterioran. Sin embargo, los riesgos de una interrupción de este mecanismo de financiamiento continuarán en ascenso. Por ende, los países miembros deberían intensificar sus esfuerzos en favor de la diversificación energética y, más importante aún, aprovechar la coyuntura actual para reducir su deuda con Venezuela.
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*Artículo co-autorado con Otaviano Canuto, Director Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional. Todas las opiniones aquí expresadas son propias y no representan las del FMI o de los gobiernos que el Sr. Canuto representa ante el FMI. Este artículo fue publicado en inglés para el Blog Economonitor de Nouriel Roubini.