La enfermedad holandesa: ¿Un caso más para la literatura?
En 1959, los neerlandeses descubrieron grandes yacimientos de gas natural cerca del Mar del Norte. Esto significó un aumento considerable de la riqueza de esa nación, pero que, irónicamente, vino acompañada de drásticas consecuencias para la economía holandesa (actualmente los Países Bajos). Las exportaciones de gas natural aumentaron, y con ello, la entrada de divisas. Los neerlandeses confiaron en que esta riqueza perduraría por mucho tiempo y dependieron más de las exportaciones de petróleo, olvidando a los demás sectores de su economía.
No fue hasta finales de la década del 60 cuando la confianza depositada en esta riqueza les pasó factura. La gran entrada de divisas comenzó a afectar la moneda nacional del entonces, el florín neerlandés, haciendo que la misma se apreciara. Con la apreciación de la moneda, disminuyó el dinamismo de los demás sectores de la economía, causando desempleo y recesión económica. A estos efectos nocivos la revista The Economist le llamó “enfermedad holandesa” en 1977.
La enfermedad holandesa se fue propagando a lo largo de la historia, afectando a países que al igual que los Países Bajos, descubrían yacimientos de recursos naturales o experimentaban un aumento considerable en su precio. Entre los países que enfrentaron fenómenos similares se encuentran: Noruega, Australia, Venezuela, Chile, México, Uruguay, Argentina, Ecuador y en última instancia, podemos plantear la posibilidad de ataque sobre un paciente más, Guyana.
Guyana es uno de los países más pobres de América Latina y cuenta con una población de aproximadamente 800 mil habitantes. En el año 2015, Guyana descubrió yacimientos de petróleo a 193km de sus costas y empezó a exportar petróleo a principios de este año. Según estimaciones del FMI, al finalizar el año, Guyana puede alcanzar tasas de crecimiento superiores a cualquier otro país en la actualidad. Y a pesar de que estas exportaciones puedan no ser tan grandes como las de sus países vecinos —Brasil y Venezuela— el hecho de que Guyana posee una población mucho más pequeña que la de cualquiera de estos dos (Brasil aproximadamente 211 millones de personas, Venezuela aproximadamente 29 millones de personas), la podría convertir en la nación con el PIB per cápita más alto del mundo.
Ahora bien, si juzgamos por la literatura, Guyana puede haberse ganado la lotería, pero la enfermedad holandesa sigue al acecho. Los efectos nocivos de confiarse en la riqueza obtenida sobre la moneda nacional, el empleo y la economía en su conjunto, puede hacer que la historia se repita, aun cuando Guyana pueda tener la receta a tiempo y tratar de tomar un camino diferente.
Esta receta dependerá del carácter permanente o temporal de esa riqueza. Si es temporal, los hacedores de políticas podrían proteger los sectores más vulnerables utilizando medidas cambiarias que ayuden a limitar su impacto en el corto plazo. En el caso de que el aumento de la riqueza sea permanente, tendrían la oportunidad de administrar y reestructurar la economía para adaptarla a este cambio, asegurándose de diversificar más las exportaciones para no crear una excesiva dependencia del petróleo, impulsar un aumento de la productividad en el sector no transable y readaptar a los trabajadores. Por supuesto, estas recetas no están exentas de retos, Guyana es un país con un alto índice de corrupción, ocupando el puesto 85 de 180 en el ranking de transparencia internacional, tiene disputas territoriales con Venezuela, las cuales fueron avivadas por este descubrimiento y posee una débil institucionalidad. Definitivamente, los desafíos están presentes.
Si para algo ha servido la literatura económica es para ayudar a no repetir errores o al menos, para tratar de lograr un mejor resultado. La enfermedad holandesa puede atacar sin distinción, y sus efectos, pueden terminar en políticas económicas más costosas que la propia enfermedad. Guyana puede convertirse en otro caso holandés o puede prestar atención a la receta y evitar repetir los errores del pasado. Aunque sabiendo los retos que le espera, la última opción puede parecer difícil, pero no imposible.
Referencias:
- CAF Banco de Desarrollo de América Latina. (2012). Los recursos naturales como palanca del desarrollo en América del Sur: ¿ficción o realidad? Uruguay: Oficina de Coordinación de la Red Mercosur.
- Ebrahimzadeh, C. (24 de febrero de 2020). Dutch Disease: Wealth Managed Unwisely. Obtenido de International Monetary Fund: https://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/basics/dutch.htm
- ExxonMobil. (8 de septiembre de 2020). ExxonMobil announces Redtail discovery offshore Guyana. Obtenido de ExxonMobil: https://corporate.exxonmobil.com/News/Newsroom/News-releases/2020/0908_ExxonMobil-announces-Redtail-discovery-offshore-Guyana
- Fontaine, G. (2002). Sobre bonanzas y dependencia Petróleo y enfermedad holandesa en el Ecuador. Revista de Ciencias Sociales, 102-110.
- Lanteri, L. N. (2015). Efectos de la enfermedad holandesa (‘Dutch disease’) Alguna evidencia para Argentina. Revista de Economía del Rosario, 187-209.
- Neumeyer, A. (25 de septiembre de 2011). ¿Enfermedad? Holandesa en América Latina. Obtenido de Foco Económico: http://focoeconomico.org/2011/09/25/enfermedad-holandesa-en-america-latina/