La economía de Estados Unidos y las administraciones demócratas y republicanas: un ejercicio comparativo
A menos de seis meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos de América (EE. UU.), el desempeño económico será como siempre un factor determinante para los votantes a la hora de ejercer su derecho a elegir un gobernante por los próximos 4 años. La relación entre el ciclo político y el ciclo económico ha sido estudiada por varios autores, en especial para el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial bajo las administraciones de los partidos Demócrata y Republicano en EE. UU.[1]
Al menos desde hace varias décadas, el Partido Demócrata promueve una participación más activa del gobierno en la regulación de los mercados, una ampliación de los programas sociales y controles más estrictos al capital. Por su parte, los republicanos son partidarios de una baja intervención del gobierno en la economía, abogan por una administración pública pequeña, con bajos niveles de deuda pública y déficits fiscales controlados.
Asimismo, los demócratas tienden a valorar más la igualdad, equidad y justicia que la libertad individual. En lo económico eso implica impuestos más elevados y por lo general progresivos, y el uso de mecanismos redistributivos para reducir la desigualdad y promover la justicia. En cambio, los republicanos tienden a creer más en las capacidades de cada individuo para salir adelante y ponen esas capacidades (o esa libertad) por encima de los objetivos de la igualdad y la redistribución. En lo económico eso implica un enfoque económico más libertario basado en el “dejar hacer”.
Es por esto por lo que, de entrada, se esperaría que los datos muestren que las administraciones Demócratas incrementen el gasto y, por tanto, la deuda, la producción y el mercado bursátil se desempeñen peor y el empleo privado crezca menos, ante un estado más grande (crowding out de la mano de obra).
Previo a la elección de Donald J. Trump como presidente de los Estados Unidos, Blinder y Watson (2016), usando datos hasta 2013 (al finalizar el primer período presidencial de Barack Obama) encontraron que la economía estadounidense ha mostrado un mejor desempeño cuando un demócrata ocupa la Casa Blanca. En su trabajo, los autores identifican que las políticas monetaria y fiscal no parecen ser los factores determinantes que explican este resultado. En cambio, las diferencias, al menos parcialmente, están determinadas por una serie de factores externos (precios del petróleo, guerras, desempeño de las economías de Europa…), que bien podrían ser resultado de decisiones de políticas exterior y la relación de EE. UU. con el resto del mundo.
Adicionalmente, el sitio web Politics that work se presenta una comparación menos técnica, pero más actualizada que el trabajo de Blinder & Watson y que incorpora más variables. Las conclusiones de ese análisis son similares: bajo administraciones demócratas la mayoría de indicadores macroeconómicos claves han mostrado resultados más positivos que en el caso de presidentes republicanos.
Tomando como base esta última comparación, en este artículo se replican los cálculos realizados con tres modificaciones fundamentales: (i) se actualizan las series hasta 2018/2020 (según disponibilidad de datos) con el objetivo de completar el segundo periodo presidencial de Obama e incluir los primeros años de Trump; (ii) se modifican/redefinen algunos indicadores para obtener mayor claridad en los resultados; (iii) se incorpora la inflación, el déficit fiscal y la pobreza al conjunto de variables analizadas.
Así, para ambos partidos, se compara el comportamiento de nueve variables, utilizando el mayor periodo de tiempo disponible en cada serie. Esas variables son:
1. PIB
2. Inflación
3. Desempleo
4. Creación de empleos
5. Deuda pública
6. Déficit fiscal
7. Mercado bursátil
8. Tasa de pobreza
9. Distribución del ingreso
La primera variable analizada es el promedio de crecimiento interanual del PIB desde 1930. Vemos que durante las administraciones demócratas la producción creció 4.52% interanual en promedio, frente a un 1.89% bajo las administraciones republicanas.
Hay varias objeciones posibles a esa comparación: durante la Segunda Guerra Mundial el PIB creció mucho y el presidente era Franklin Delano Roosevelt (FDR), demócrata, una especie de “golpe de suerte” que sesga el análisis. Pero aún si comparamos para el período 1947-2019, los resultados bajo los Demócratas son superiores, aunque en menor medida.
Así, usando la serie completa, podemos calcular el crecimiento acumulado para gobiernos demócratas y republicanos desde 1930. Bajo las gestiones demócratas el PIB ha crecido más de 220%, mientras en las republicanas se ha expandido en menos de 80%.
Adicionalmente, se podría especular que a los demócratas les ha tocado gobernar en tiempos más prósperos a nivel internacional y, por tanto, el desempeño mostrado en sus gestiones tiene menos mérito. Buscando controlar por ese factor, la siguiente gráfica muestra la diferencia entre el crecimiento acumulado en EE. UU. por partido y el crecimiento del PIB mundial desde 1961. En la primera mitad se percibe el empuje de la políticas conocidas como Reaganomics a principio de los años ochenta del siglo pasado. Por otro lado, al inicio de la segunda mitad del gráfico se puede ver el boom de la era de Bill Clinton. También puede apreciarse cómo en las administraciones republicanas de los Bushes el crecimiento se deterioró respecto al resto del mundo.
En lo que respecta a la inflación, en general los republicanos están más en contra de los estímulos monetarios, y sobre todo fiscales, que los demócratas. La base de ese razonamiento es que entienden que los mercados retornan automáticamente a su equilibrio y los desequilibrios son temporales. Por tanto, políticas monetarias y fiscales expansivas generan inflación innecesaria y sin efecto duradero en la actividad real. Es por esto que esperaríamos menores niveles de inflación bajo administraciones republicanas. Los datos desde 1951 parecen respaldar este razonamiento:
En cambio, si observamos la inflación subyacente, aquella que excluye los componentes más volátiles y por tanto es la que está más determinada por la política monetaria, los demócratas, en promedio, han mantenido este indicador 32 puntos básicos por debajo de los republicanos en los últimos 70 años.
Es sabido en todo el mundo que el desempleo está en el centro de la discusión política en EE. UU.. La tasa de desempleo es un indicador del desempeño macroeconómico y juega un rol importante en la percepción que se tiene de una gestión en particular. Para comparar esta variable se calcula el promedio de la variación anual en el desempleo desde 1950 hasta 2019. El resultado es que en los 32 años de gobiernos demócratas la tasa de desempleo ha caído 0.31% anualmente, mientras que bajo 38 años de los republicanos este indicador ha aumentado 0.20% en promedio:
Los estadounidenses tienen una larga tradición de dar seguimiento a la cantidad neta de empleos creados cada mes. Las comparaciones históricas de esta variable deberían ajustarse por tamaño de la población, pero como ha habido cierta alternancia en el poder entre un partido y otro, es práctica común llevarlas a cabo sin este ajuste. Así, se realiza el ejercicio usando el promedio de empleos totales no-agrícolas (la serie más usual) creados mensualmente desde 1939.01 hasta 2019.02, dejando fuera la pandemia actual:
En promedio, bajo gobiernos demócratas la economía ha añadido 160,628 nuevos empleos mensualmente vs 89,006 bajo los republicanos, una relación 1.8 a 1:
Este resultado en principio no debe sorprender, ya que los demócratas, el partido del “big government”, probablemente contrata más empleados públicos, lo que inflaría esas cifras a su favor. Por eso, se replica el gráfico anterior solo con empleos privados y el resultado es aún más sorprendente:
Considerando solo los nuevos empleos privados mensuales, la relación de aquellos creados bajo los demócratas vs los republicanos es 2.06 a 1, superior a la relación encontrada en el análisis con los empleos totales. En los dos casos anteriores el análisis llega hasta febrero 2020, para dejar fuera los efectos del COVID-19. Si incorporamos los datos hasta el último reporte de empleos (agosto 2020), el gráfico siguiente muestra que la relación es 3.10 a 1 en favor de las presidencias Demócratas, aunque es de esperarse que disminuya al rebotar la economía una vez sea superada la pandemia.
Si nos enfocamos en las variables fiscales, esperaríamos que los republicanos, conservadores fiscales en su discurso, hagan descender la proporción de la deuda al PIB al gobernar. No obstante, al verificar el promedio del aumento (disminución) de este indicador desde 1961 hasta 2019 notamos que desde John F. Kennedy hasta Trump los republicanos han incrementado la deuda pública en poco más de 2% del PIB todos los años, mientras que los demócratas la han reducido en 0.26%.
Esto debería reflejarse en los déficts/superávits, para los cuales se dispone de datos desde el año 1900. Aquí los demócratas quedan mal parados, con un déficit anual promedio de 4.16% del PIB, casi tres veces el 1.51% de los republicanos, un hecho inconsistente con el comportamiento observado en la deuda.
Dicha inconsistencia está casi completamente explicada por los déficits producto de la Segunda Guerra Mundial, período en que FDR era presidente. El promedio del déficit desde 1942 a 1946 fue de 21.2%. Si analizamos solo el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, los demócratas han mantenido déficits ligeramente menores que los Republicanos.
Otro indicador relevante para la economía es el comportamiento del precio de las acciones. La discusión sobre la relación entre el precio de las acciones y la economía real es larga y tediosa, pero políticos de ambos bandos (y en los últimos tiempos los republicanos en mayor medida) suelen regodearse de lo bien que va el mercado bursátil. A continuación se tiene el gráfico del retorno anual promedio del índice de Stándar & Poor’s 500 al cierre de cada año desde 1951 hasta 2019. Bajo una gestión Demócrata “invertir en la bolsa” parece un mejor negocio, con retornos de 10.7% en promedio, vs 7.05% bajo los Republicanos.
Con miras a hacer la comparación intertemporal más justa se calculan también los retornos netos de la tasa cero riesgo. Esto causa que la diferencia se incremente, con el retorno promedio bajo gestiones republicanas cayendo en terreno negativo:
Las dos últimas variables analizadas tienen que ver con la igualdad/equidad. La primera es el promedio del cambio interanual en la tasa de pobreza desde 1960. Aquí observamos que, bajo gobiernos demócratas la pobreza ha caído en promedio 0.44% anualmente y con los republicanos se ha mantenido más o menos igual.
Por último, se calculan las tasas de crecimiento interanual promedio del ingreso por quintiles desde 1967 para ambas administraciones y el resultado es quizá el más sorprendente de todos: el ingreso en todos los quintiles ha crecido mucho más con los demócratas que bajo las administraciones republicanas:
Además, el crecimiento está mejor distribuido/menos concentrado con los demócratas: casi el 60% de todo el crecimiento observado bajo administraciones republicanas corresponde al quintil más rico, mientras que bajo los demócratas el crecimiento del ingreso del 20% más rico representa solo un 25.4% del total:
En resumen, a pesar de que los republicanos se jactan de ser el partido más pro-mercado y “capitalista” de ambos, los datos históricos parecen evidenciar que la economía se ha desempeñado mejor bajo las administraciones demócratas. El rezago con que las medidas tienen efecto sobre la economía sin dudas juega un rol, aunque es poco probable que dicho rezago sea mayor a 1 o 2 años. Esta hipótesis podría ponere a prueba repitiendo el análisis rezagando uno o dos años las variables y viendo si las diferencias se sostienen, pero se corre el riesgo de adjudicarle éxitos y fracasos de algunos presidentes que sabemos con certeza que corresponden a otros.
Da la impresión de que los Republicanos son en realidad un partido más pro-mercado, pero esa misma propensión a regulaciones más laxas (o incluso ausencia de regulaciones) crea condiciones para que surjan burbujas que al explotar contrarrestan el crecimiento alcanzado. Por otro lado, las políticas fiscales regresivas generan desigualdad y una distribución sesgada del crecimiento de los ingresos reales. En cuanto al gasto y la deuda, al parecer hay mucha hipocresía en el discurso republicano, con la mayoría de sus integrantes percibiendo el déficit fiscal como una amenaza apocalíptica cuando están en la oposición e ignorándolo descaradamente al alcanzar el poder
Por último, esos episodios más marcados de ‘boom and bust’ incrementan la volatilidad del mercado bursátil, mientras que la concentración de los beneficios del ‘boom’ y la socialización de las pérdidas en el ‘bust’ generan más desempleo y deterioran los indicadores de pobreza.
Como es usual, los resultados de este ejercicio comparativo tienen explicaciones multifactoriales. Los demócratas parecen haber cosechado los éxitos de buenas políticas, acompañado de una dosis desconocida de buena suerte.
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[1] Entre estos autores podemos mencionar a Rogoff (1990), Drazen (2000) y Ales et al (2014).
Referencias:
•Ales et al. (2014). “A theory of political and economic cycles”. Journal of Economic Theory
Volumen 153, Septiembre 2014, pp 224-251.
• Blinder, A. S., & Watson, M. W. (2016). Presidents and the US economy: An econometric exploration. American Economic Review, 106(4), 1015-45.
• Drazen, A. (2000). “The Political Business Cycle After 25 Years”. NBER Macroeconomics Annual 2000, Volume 15.
• Rogoff, Kenneth. (1990). “Equilibrium Political Budget Cycles.” American Economic Review 80: 21-36.