En la cultura dominicana, el “Complejo de Guacanagarix” es un término que designa la mentalidad de personas que consideran todo lo extranjero como superior a lo local. Esta antológica y generalizada forma de pensar exagera el valor de todo lo externo y devalúa lo interno. “¡Cómo se salva un pueblo!, se lamentan, lo criollo no sirve, por supuesto”, así manifiesta este sentimiento el excelso René del Risco Bermúdez en su poema “Oye Patria”.
El término hace referencia a Guacanagarix, cacique taíno de la región de Marien, primer y principal aliado de Cristóbal Colón a su llegada a la Hispaniola en 1492. Según Cassá, González y Rodríguez (2006), Guacanagarix fue el primer cacique que se hizo guaitiao (aliado amistoso) de Cristóbal Colón. Con esta modalidad de alianza, Colón pretendía penetrar en las sociedades aborígenes y obtener dividendos de ellas, enfrentándolas con otras como parte de un designio más sistemático de dominio. Más adelante, Guacanagarix incluso colaboró en el sometimiento de los caciques rivales, Caonabo y Guarionex.
La lealtad de Guacanagarix a los españoles y su lucha contra su propia raza es al día de hoy su rasgo histórico más distintivo, cuyo legado todavía permea varios aspectos de la identidad del dominicano. Este fenómeno, sin embargo, no es exclusivo de los dominicanos ya que otros países de la región presentan ribetes similares en sus culturas. Tal es el caso del denominado “Complejo de Vira-lata” en Brasil y la “Maldición de Malinche” en México, entre otros.
Incidencia en el mercado laboral
El complejo de Guacanagarix es un fenómeno que también puede manifestarse en el mercado de trabajo. En este contexto, se llega a asumir que todo extranjero posee conocimientos, formación y experiencia de trabajo superiores al dominicano. Esta percepción, sin embargo, no aplica a los inmigrantes haitianos quienes, por razones históricas, socioeconómicas y étnicas, desafortunadamente experimentan una versión inversa de este fenómeno.
Con el avance de la globalización, el crecimiento y la apertura comercial de la economía dominicana, la presencia extranjera en el país ha crecido y se ha diversificado de manera sostenida. Según la Segunda Encuesta Nacional de Inmigrantes (ENI-2017), la población de origen extranjero representa un 8.3% de la población total. De la población residente identificada como extranjera, el 88.5% son de origen haitiano y el restante 11.5% son provenientes del resto del mundo, encabezados por los nacidos en Venezuela, Estados Unidos, España, Italia y otros países sudamericanos.
Aunque hay poca información sobre el impacto de los inmigrantes no haitianos en el mercado laboral dominicano, su creciente presencia en la economía doméstica, sobre todo en el sector servicios, es notoria a simple vista. Por lo que, considerando su creciente incidencia en el mercado de trabajo y las rigideces propias de nuestro mercado laboral, sobre todo en la coyuntura actual, cabe preguntarse si los empleadores dominicanos prefieren contratar extranjeros en lugar de dominicanos, ¿lo hacen porque son más capacitados o los consideran más capacitados porque son extranjeros?
Antes de responder esta pregunta, es necesario tomar en cuenta que todos los empleadores enfrentan problemas de asimetría de información en el mercado laboral. Por ejemplo, al momento de la contratación, el empleador no cuenta con toda la información relevante sobre los trabajadores que le permita considerar sus verdaderas cualidades (inteligencia, productividad, esfuerzo, etc). Esta diferencia de información entre el empleador (“principal”) y el potencial empleado (“agente”) al momento de establecer la relación contractual genera una falla de mercado que en Microeconomía se denomina selección adversa. En este caso, si la asimetría de información no es corregida, se genera un equilibrio subóptimo que reduce los salarios y elimina los incentivos para que trabajadores calificados participen en el mercado, dejando solo disponibles a los trabajadores de baja calificación. Este fenómeno es descrito en el trabajo pionero del Nóbel George Akerlof (1970).
Frente al problema de información asimétrica en el mercado de trabajo, se han propuesto varios modelos que tienen como nexo común el uso de la dotación educativa del individuo como fuente de información para el empleador. Entre ellos, se destaca el modelo de señalización del también Nóbel Michael Spence (1973), en el que educación sirve como señal para revelar a los empresarios la inteligencia, motivación o disciplina de los trabajadores, aunque no necesariamente incremente su productividad. Aquí la educación tiene más un carácter reputacional que como forma de capital humano.
En este contexto, si consideramos la preeminencia cultural de la idea de que lo extranjero es superior a lo local, es posible que el empleador dominicano utilice la condición de extranjero como señal para reducir el problema de selección adversa que enfrenta. Esta situación genera resultados subóptimos para los empleados de alta calificación de origen dominicano, reduciendo sus posibilidades de contratación y/o de devengar salarios de acuerdo con su alta formación y productividad. Esto también afecta al empleador, que no estaría maximizando el beneficio de su inversión al contratar a extranjeros con altos salarios e inferior productividad laboral.
La señal que envía la condición de extranjero en República Dominicana podría estar siendo usada por el empleador dominicano para distinguir entre candidatos internacionales y nativos de similar cualificación e incluso podría favorecer a candidatos extranjeros con una formación inferior, dependiendo de la fuerza de la señal que envía su país de origen a los ojos del empresario. Esto podría contribuir a explicar (al menos parcialmente) la creciente cantidad de altos ejecutivos extranjeros en empresas dominicanas, el aumento de profesionales extranjeros en los medios de comunicación y la clara preferencia por consultores externos con respecto a los locales.
Antes de continuar, es importante aclarar que este artículo es un simple ejercicio intelectual y no un manifiesto nacionalista. Es incuestionable que la información disponible no es suficiente para hacer inferencias más precisas, identificar causalidades y llegar a conclusiones más concretas. Además, las proverbiales y persistentes deficiencias de la educación dominicana, incluso con respecto a países de menor grado de desarrollo e ingreso, son sin duda factores agravantes.
Moderando las distorsiones
Para reducir la incidencia de los problemas de selección adversa en el mercado laboral dominicano es fundamental elevar la calidad del sistema educativo, sobre todo a nivel terciario, para mejorar las competencias de quienes entran al mercado de trabajo. Esto ayudaría a fortalecer la reputación de los profesionales de formación local y el rol de la educación universitaria como mecanismo de señalización ante la información asimétrica que enfrentan los empleadores locales.
Asimismo, un mercado de trabajo más flexible ayudaría a atenuar la incidencia de la selección adversa. En esencia, la relación entre el empresario y el empleado está marcada por un contrato de trabajo. La duración, salario y modalidad de dicho contrato están afectados por la flexibilidad que la legislación laboral otorgue al empresario, sin socavar los derechos del trabajador, para reducir los costos de contratación y despido, la posibilidad de ajustar el salario a los niveles de productividad y de reasignar trabajadores de acuerdo con los requerimientos de producción.
La literatura económica sugiere el uso del sistema de referencias laborales y las conexiones sociales como mecanismos para superar los problemas de selección adversa. Sin embargo, su uso indiscriminado puede degenerar en el tráfico de influencias y fomentar mayor exclusión en un contexto de débil institucionalidad. Igualmente, una respuesta errónea seria poner trabas a la contratación de profesionales extranjeros en el mercado local, cuya participación no solo dinamiza el mercado, sino que fortalece la competencia y la integración.
Reducir la incidencia de los problemas de selección adversa en el mercado laboral no es sencillo, pero a lo mejor sea más fácil que superar nuestro Complejo de Guacanagarix.
Referencias:
- Akerlof, George A. 1970. The Market for ‘Lemons:’ Quality Uncertainty and the Market Mechanism. Quarterly Journal of Economics, 84, 488-500.
- Cassá, Roberto; González, Raimundo y Rodríguez, Genaro (2006). El primer virreinato americano. Anuario de Estudios Americanos, 63, 2, julio-diciembre, 13-26, Sevilla, España. https://estudiosamericanos.revistas.csic.es/index.php/estudiosamericanos/article/view/17/16
- Del Risco Bermúdez, René (1981). Cuentos y poemas completos. Editora Taller, Santo Domingo.
- Oficina Nacional de Estadísticas (ONE). Segunda Encuesta Nacional de Inmigrantes. ENI-2017. Versión resumida del informe general. Santo Domingo, República Dominicana, junio 2018. https://www.refworld.org.es/pdfid/5b1ef7a54.pdf
- Spence, Michael (1973). Job Market Signaling. Quarterly Journal of Economics, 87, p.p. 355-374