La economía mundial atraviesa una etapa difícil. Las principales implicaciones económicas de la pandemia están incorporadas en el sistema. Pero el ajuste pendiente en la política macroeconómica global es fuente de incertidumbre.
El FMI pronostica que el crecimiento anual del PIB real global (datos de octubre de 2023) será 2.9% en 2024 -versus 3% en 2023 y 3.5% en 2022. Las economías avanzadas contribuirán 1.4% -con los EE. UU. desacelerando de 2% en 2023 a 1.5% en 2024. Las economías emergentes y en desarrollo crecerán 4% en 2024 -sin cambio con relación a los últimos dos años-, pero es importante notar que el crecimiento de la economía china disminuirá de 5% en 2023 a 4% en 2024.
En ese contexto, ¿cuál es la postura esperada de la política monetaria en los EE. UU. durante 2024? El Banco de la Reserva Federal de Cleveland estima que la inflación esperada en los próximos 10 años es 2.7%, por encima de la meta de 2% anual de la Reserva Federal. Por esa razón persiste la inclinación de las autoridades a una postura más apretada de la política monetaria.
La reacción esperada del banco central estadounidense puede estudiarse empleando la Regla de Taylor. El modelo determina la tasa de interés de la política monetaria en base a su relación con la inflación (actual y meta) y el producto real (observado y potencial). El Banco de la Reserva Federal de Atlanta provee herramientas para realizar los cálculos utilizando modelos económicos y estadísticas para la economía de los EE. UU.
Las informaciones más recientes del Banco de la Reserva Federal de Atlanta indican que una versión empírica de la Regla de Taylor estima un nivel de 5.33% para la tasa de interés de referencia de la política monetaria -dentro del rango actual de la Reserva Federal para la ‘meta de la tasa de los fondos federales’ (5.25%-5-50). Por esa razón, el ciclo de incremento en la tasa de interés de referencia para la política monetaria podría pausar en 2024; como ilustración, el resultado de realizar un ejercicio similar prescribía una tasa de interés de referencia de 8.63% a principios de 2022.
Europa también continúa confrontando incertidumbre respecto a la política económica en 2024. La inflación anual en la zona del euro fue 2.4% en noviembre de 2023 -con extremos de -0.8% en Bélgica y 6.9% en Eslovaquia. Algunos comentaristas entienden que el Banco Central Europeo -confrontando inflación por encima, pero cerca, de su meta de 2%- está inclinado hacia una política monetaria más restrictiva en 2024 para preservar su credibilidad con el público.
Japón es la economía avanzada con políticas claramente divergentes del resto. Particularmente, la tasa de referencia de la política monetaria del Banco de Japón sigue sin cambio. Las expectativas indican que los participantes en los mercados esperan la persistencia de esa postura: el rendimiento del bono de 10 años del Gobierno de Japón fluctúa alrededor de 0%, mientras que la meta de inflación del Banco de Japón es 2%.
Entre las economías emergentes y en desarrollo, preocupa el desenvolvimiento de China: la economía no logra retornar a su tendencia de crecimiento prepandemia. Y los desbalances macroeconómicos y en el sector bancario -junto con las secuelas de las restricciones implementadas durante la pandemia, por ejemplo, sobre la confianza de los consumidores y de los inversionistas- complican la adopción de una política de estabilización (fiscal y monetaria) expansiva. El Financial Times reporta que el 90% de las inversiones en acciones chinas en 2023 fueron rescindidas por las preocupaciones sobre la economía.
El panorama macroeconómico mundial para 2024 es incierto y los ajustes necesarios en las políticas domésticas siguen pendientes. En combinación con un ambiente interno estable, es crucial fomentar un sistema global de comercio abierto y con reglas predecibles. Lamentablemente, las tendencias recientes reportadas por la OMC no apuntan en esa dirección, por lo cual es importante respaldar la continua colaboración entre los hacedores de política económica al nivel global.