La macroeconomía global en 2021
Los economistas frecuentemente comentan que pasar de la teoría a la práctica envuelve tanto ciencia como arte. Y calibrar pronósticos macroeconómicos en la coyuntura global presente –matizada por la prevalencia de la COVID-19– también implica contemplar la palabra alquimia. El economista inglés John Maynard Keynes advirtió que “algunas veces simplemente no sabemos…”. Mucho dependerá del éxito de las vacunas en desarrollo –no habrá mejora en la economía sin previa solución a la pandemia.
Con esa salvedad, ¿qué podemos conjeturar sobre el desenvolvimiento de la macroeconomía global en 2021? Los pronósticos del FMI indican que el crecimiento del producto real mundial alcanzará 5.2% en 2021 versus -4% en 2020 –casi 10 puntos porcentuales de diferencia. La cifra para 2021 es alentadora pero sujeta a revisión.
A pesar del escenario sombrío prevaleciente durante 2020, ¿existe evidencia de recuperación dentro del ciclo de la pandemia? Para los Estados Unidos el índice de actividad nacional del Banco de la Reserva de Chicago indica mejoría en octubre versus septiembre. Y los pronósticos del PIB en base a modelos econométricos sofisticados confirman la tendencia positiva. Por ejemplo, el modelo ALEX -también producido por el Banco de la Reserva de Chicago- combina estadísticas mensuales y trimestrales. Las proyecciones con el modelo indican recuperación del PIB en el tercer trimestre de 2020 y en el horizonte subsecuente, aunque no retornando a la tendencia de largo plazo.
Las cifras son semejantes para otros países avanzados: el FMI calcula que Europa y Japón decrecerán -7% y -5% en 2020. Además, en Europa la deflación preocupa al Banco Central Europeo. ¿Y la recuperación esperada? El Banco de la Reserva de San Luis no es optimista respecto al desenvolvimiento prospectivo de las economías del G7; por ejemplo, señalando el riesgo de observar pérdidas permanentes en la producción y el empleo.
Probablemente las economías de Asia saldrán al frente en el ciclo de la recuperación. China inicia los esfuerzos para vacunar a su población. Pero es importante reiterar que la solución debe ser global para minimizar las secuelas de la pandemia. Recordemos que las crisis usualmente afectan las diferentes regiones del mundo asimétricamente. Y en esos casos es factible contemplar una reactivación, por ejemplo, implementando políticas que conduzcan a la expansión en una región motorizada por la pujanza en otra. Pero la receta ortodoxa no es factible en la coyuntura actual.
Enfocándonos sobre la República Dominicana, es importante resaltar -entre otros factores coyunturales y estructurales- el impacto de los precios del oro sobre los ingresos de divisas, principalmente provenientes de las exportaciones a Suiza. Y por esa razón urge calcular el efecto de la posible reversión del precio del oro a la tendencia de largo plazo. El escenario podría implicar precios del petróleo más elevados: los precios del petróleo y del oro tienden a moverse en direcciones opuestas, como muestra la gráfica. Pero, probablemente, con una recuperación más lenta de los ingresos de divisas por turismo. Por lo tanto, el potencial efecto neto de la reversión de la macroeconomía global a la tendencia de largo plazo demanda análisis minucioso.
El horizonte de la macroeconomía global para 2021 es turbio, aunque con señales esperanzadoras respecto a la solución de la pandemia y la subsecuente recuperación económica. La incertidumbre prevaleciente demanda calibrar las políticas idóneas para dinamizar la economía durante y luego de la pandemia. La situación presenta un desafío significativo para los hacedores de las políticas económica y social en la República Dominicana y el resto del mundo.
Gráfica
Evolución de los precios del oro (amarillo, eje izquierdo) y del petróleo (negro, eje derecho), 2000-2020