¿Amenazan las Tierras Raras las Relaciones Globales? (I-II)
A pesar de que el término de “tierras raras” sigue siendo desconocido para muchas personas, los técnicos que estamos vinculados de una forma u otra al tema del comercio internacional hemos podido observar la relevancia que estos commodities han venido tomando en los últimos años. De hecho, algunos medios internacionales de comunicación, como la BBC de Londres, señalan que las tierras raras podrían generar cambios en las relaciones globales.
Las denominadas tierras raras (del inglés rare earth), compuestas por un grupo de 17 elementos: escandio, itrio y el grupo de los lantánidos (15 elementos), se han convertido en una materia prima estratégica e indispensable para producir componentes tecnológicos de alta precisión y de última generación. Aunque el término “tierras raras” es prácticamente nuevo, los elementos que las componen no representan una novedad como se piensa, ya que los mismos fueron descubiertos y clasificados en el siglo XIX casi en su totalidad. No obstante, su uso como materia prima no se popularizó hasta el inicio de la denominada era digital o revolución tecnológica a partir de la década de los noventa, convirtiéndose en inputs indispensables para fabricación de componentes electrónicos y electromagnéticos.
En 2013, la producción mundial de tierras raras ascendió a 110,000 toneladas, de las cuales el 91% fue producido en China y se prevé que aumente entre 200.000 – 240.000 toneladas en 2020. El coltán (uno de los minerales más utilizados) ha llegado a una cotización máxima de 400,000 dólares por tonelada.
Para hacernos una idea de la importancia que las tierras raras suponen para grandes potencias económicas como los Estados Unidos, China, Japón o la Unión Europea (líderes mundiales de las industrias informática, de energías renovables, aeronáutica y militar), equipos como turbinas eólicas, pantallas planas, discos duros y reproductores de MP3, cristales de láser, electroimanes, dispositivos óptico-magnéticos de almacenamiento de datos, baterías nucleares, armas de última generación y tubos de rayos X requieren para su fabricación algunos o varios de los 17 elementos que componen las tierras raras.
Los problemas que se podrían derivar en el futuro próximo en lo concerniente a las relaciones internacionales a causa del denominado “oro gris del siglo XXI” radican en la escasez de estos minerales y en el incremento constante de su demanda. Diversos informes señalan que China posee la mayor reserva de tierras raras del mundo conocida hasta el momento, estimada entre 36 y 55 millones de toneladas, de las cuales concentra el 90% a modo de reservas. El gobierno chino ha restringido la exportación de estos minerales alegando entre otras cosas motivos ambientales, lo cual no deja de ser cierto, pero para muchos gobiernos no se trata solo de eso. Los procesos de extracción de las tierras raras requieren abundantes cantidades de ácidos tóxicos, los cuales luego de su aplicación se convierten en residuos radioactivos difíciles de controlar, causando en algunos casos daños irreversibles al medio ambiente. La dificultad del proceso de extracción y refinamiento de las tierras raras se debe a que las mismas se encuentran en el interior de otros minerales en concentraciones muy limitadas y, en la mayoría de los casos, mezcladas con otros minerales.
Las trabas interpuestas por el gobierno chino a los exportadores de las tierras raras han provocado una restricción manipulada de la oferta generando un incremento irregular de la demanda, lo cual crea distorsiones en los precios internacionales. Sobre este asunto el representante de comercio estadounidense, Ron Kirk, sostuvo «Como China es un gran productor global de estos elementos clave, sus políticas dañinas aumentan artificialmente los precios de estos elementos fuera de China al tiempo que los bajan dentro del país”.
Las restricciones chinas sobre las exportaciones de tierras raras implementadas a partir de 2011 se presentan mediante el establecimiento de diversos mecanismos, siendo los más frecuentes el establecimiento de aranceles a la exportación, cuotas de exportación, precios de exportación predeterminados y otros que dificultan su venta al exterior.
Las reacciones internacionales ante las trabas interpuestas por las autoridades chinas a las exportaciones de las tierras raras no se hicieron esperar; el 13 de marzo de 2012 los Estados Unidos, Japón y la Unión Europea interpusieron una demanda a China ante el Órgano de Solución de Diferencias (OSD) de la Organización Mundial del Comercio (OMC) por considerar que las medidas adoptadas por el gobierno chino van en contra del marco multilateral de comercio.
En la próxima entrega abordaremos el fallo emitido por el OSD al respecto y la incidencia de las tierras raras en el futuro de las relaciones geopolíticas para las principales economías del mundo.